Rafael Santa Cruz, actor, investigador, percusionista, profesor de cajón y autor del libro "El Cajón Afroperuano", estuvo haciendo una encuesta hace varias semanas, entre los cantantes, compositores, músicos y personas relacionadas con la música, sobre quienes eran, a criterio del encuestado, los cinco más importantes cajoneros fallecidos. Como algunos expusieron su parecer en forma pública, fue grato poder leer los nombres de maestros del cajón que, si muy bien ya no están físicamente con nosotros, aún retumba en nuestros oídos esos golpes maravillosos de cajón que solían crear.
Dos de los más recientes grandes cajoneros o cajoneadores fallecidos partieron casi al mismo tiempo, con diferencia de una semana. Pedro Carlos Soto de la Colina, "Caitro" Soto, falleció el 19 de julio de 2004 y tuvo el mérito de internacionalizar al cajón peruano acompañando a Chabuca Granda, el grupo Perú Negro y otros artistas. En la década de los 70, durante una de las visitas al Perú de Paco de Lucía, "Caitro" Soto le obsequió un cajón a Paco de Lucía, quien se había quedado impresionado por la sonoridad y el ritmo que "Caitro" le sacaba al instrumento. Posteriormente, Paco de Lucía introduciría el cajón peruano a la música flamenca, el cual, en la actualidad, forma parte del flamenco.
Una semana después de la partida de "Caitro", la música peruana perdió a otro de sus grandes cajoneros. Julio "Chocolate" Algendones Farfán nos dejó el 26 de julio de 2004. "Chocolate" Algendones no sólo era un excelente percusionista sino que también fue un gran investigador y difusor de la música afroperuana.
Antes que "Caitro" Soto y "Chocolate" Algendones, otros maestros del cajón partieron de este mundo: Eusebio Sirio "Pititi", Julio Vásquez, Abelardo Vásquez, Ronaldo Campos de la Colina (fundador de Perú Negro), Reynaldo "Canano" Barrenechea, ""Pomadita" Lazón, Córdova "Pibe Piurano" y otros grandes artistas del cajón.
Si muy bien cada uno de los antes nombrados hizo méritos suficientes para recordarlos como grandes cajoneros, hay otros dos maestros del cajón que la gran mayoría desconoce porque no los escuchó ni vio tocar el cajón, pero quienes pudieron gozar del arte de esos cajoneros nos dejaron testimonios de la gran calidad que tenían y como alegraban y daban vida a las jaranas de antaño.
Pero antes de nombrarlos, pienso que merece una mención honrosa el Dr. Francisco Graña, eminente médico de la primera mitad del siglo XX. Augusto Azcuez ha destacado el criollismo del Dr. Graña. El poeta José Gálvez, en una de sus crónicas de 1943, lo señala como gran maestro de lo criollo y cajonero de todo registro para la marinera. Nicomedes Santa Cruz también destacó las cualidades del Dr. Graña como cajonero y contó que Francisco Monserrate lo felicitó muchas veces por su manera de tocar el cajón.
Cajoneros de antaño
Víctor "Gancho" Arciniega fue un cajonero que no son muchos los que puedan contar que llegaron a gozarlo en su mejor momento. Según contó Gonzalo Toledo en una oportunidad, el "Gancho" Arciniega nació en la calle Barbones de los Barrios Altos, el mismo barrio donde también nació Gonzalo Toledo.
El "Gancho" Arciniega integró el Conjunto Ricardo Palma que debutó en el Teatro Segura en 1936 y difundieron por muchos años el folclore afroperuano. Durante la época de oro del criollismo, Arciniega fue considerado como uno de los más grandes cajoneros de la época. El gran Pepe Villalobos, compositor, intérprete y percusionista, quien conoció y fue vecino del "Gancho" Arciniega en los Barrios Altos, me comentó hace algunas semanas de que Arciniega había sido el mejor cajoneador que había visto en su vida.
Pero cuando el "Gancho" Arciniega estaba en su mejor momento, otro cajonero ya había hecho, y seguía haciendo, historia con el cajón. Francisco "Máquina" Monserrate, cajonero de la Guardia Vieja, fue considerado por los entendidos del cajón como superior al "Gancho" Arciniega y el más grande cajonero que haya tenido el Perú.
Monserrate nació en Chincha y no sólo fue un señor de la jarana con el cajón sino que también fue un gran bailarín de marinera. En la Fiesta de Amancaes del 24 de junio de 1938, la pareja de Francisco Monserrate con Isabel Fontané ganó el concurso de marinera.
Entre fines de los 40 e inicios de los 50, cuando Yolanda Vigil "La Peruana" se presentaba en el "Embassy", Monserrate, que la acompañaba en el cajón, introdujo el cajón al vals volviéndolo su compañero inseparable. El "Gancho" Arciniega se encargaría de secundarlo en el acoplamiento del cajón al vals.
Según Nicomedes Santa Cruz, era larguísima la gama de sonidos e infinita la combinación de golpes que tenía Francisco Monserrate. Si no son muchos los que nos puedan contar que vieron al "Gancho" Arciniega en su mejor momento, menos son los que puedan decir que vieron tocar a ese gran maestro del cajón como fue Monserrate y que nos dejó en 1957. Pero unos versos del gran Nicomedes Santa Cruz nos lo recuerda y nos habla de su calidad como cajonero:
Como Francisco Monserrate
no ha habido negro ni habrá.
Bajo su piel de chocolate
un ritmo atávico late:
tucutum-pá, cum pá-pá.
Palma y cajón para Bartola,
Manuel Quintana cantará,
quizá la copla sea española
pero el cajón me habla de Angola:
tucutum-pá, tucutum-pá.
Baila Bartola Sancho-Dávila,
ya tiene el diablo puesto atrás.
Mi gente suda y huele a zábila
con este ritmo, ancestro de Africa:
tucutum-pá, tucutum-pá.
Dario Mejia